Septiembre en Canarias: el mes de los Cristos y de la Cruz

Scritto il 04/09/2025
da Santi Gonzalez Arbello

Septiembre, en las Islas Canarias, no es un mes como los demás. Es el tiempo en que la fe popular se enciende en torno a las imágenes de los Cristos más venerados y en que el arte sacro se entrelaza con la memoria colectiva, dando vida a un calendario repleto de celebraciones y procesiones. La festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre, se convierte en el punto de partida de una devoción que atraviesa a las comunidades insulares y hunde sus raíces en siglos de historia.

La fiesta tiene su origen en dos acontecimientos fundamentales: el hallazgo de la Vera Cruz por Santa Elena, madre del emperador Constantino, hacia el año 320, y la dedicación de la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén en el 335. Desde entonces, el culto a la Cruz se ha difundido por todo el mundo cristiano, arraigándose también en Canarias, donde ha adoptado formas particulares y un carácter popular muy sentido.

La Cruz como símbolo vivo.
En Canarias, la Cruz no es solo un signo litúrgico. Es una presencia cotidiana: se encuentra en las plazas, en las casas, en las ermitas rurales e incluso en los campos, como protección de las cosechas y de las familias. Muchas cruces de piedra o de madera, erigidas hace siglos, siguen siendo hoy testigos silenciosos de una fe que continúa hablando.

Cada septiembre, los habitantes preparan altares adornados con flores y telas, decoran balcones y calles, y organizan procesiones que llevan las imágenes sagradas entre la gente. No es solo un rito religioso: es una ocasión de encuentro y de memoria compartida.

El mes de los Cristos canarios.
Junto al culto a la Cruz, septiembre es también el mes de los Cristos. Entre las imágenes más veneradas destacan el Santísimo Cristo de La Laguna, el Cristo de Telde, el Cristo de Tacoronte y el Cristo de La Vera Cruz en La Palma. Cada una custodia una historia entretejida con leyendas, milagros y momentos cruciales de la comunidad.

El Cristo de La Laguna, custodiado en la Catedral, atrae cada año a miles de peregrinos y transforma la ciudad en un escenario de fe con velas, músicas religiosas y oraciones colectivas. Similar es la devoción al Cristo de Tacoronte, que reúne fieles de toda Tenerife.

En Gran Canaria, el Cristo de Telde se celebra con procesiones solemnes que se acompañan de espectáculos populares y musicales. En La Palma, el Cristo de La Vera Cruz es una referencia religiosa e identitaria que renueva cada año el vínculo entre fe y tradición.

Tradición, arte y comunidad.
Estas fiestas no son solo culto, sino también diálogo entre arte y pueblo. Las imágenes sagradas, a menudo de gran valor histórico, salen de las iglesias y recorren las calles, llevadas en procesión entre cantos y oraciones. Es una manera de reafirmar la identidad colectiva y de transmitir valores a las nuevas generaciones.

Las celebraciones incluyen también aspectos populares: ferias artesanales, conciertos, bailes y dulces típicos como rosquetes o truchas. En este cruce de lo sagrado y lo profano, la fiesta adquiere un carácter único.

Un patrimonio que une.
Septiembre, pues, no es solo el mes de la Cruz, sino también el de los Cristos canarios: un tiempo en el que la fe se convierte en comunidad y la isla se reconoce en sus símbolos más profundos. No se trata únicamente de contemplar estatuas o cruces, sino de vivir una tradición que atraviesa los siglos y sigue teniendo un significado vital en el presente.

La devoción, el arte y la memoria se funden, haciendo de septiembre un mes especial: el momento en que Canarias se redescubre a sí misma a través de sus símbolos más sagrados, con la Cruz que protege y los Cristos que unen. Un patrimonio espiritual y cultural que, aún hoy, continúa dando forma a la identidad de un pueblo.