Cuando el otoño ralentiza el ritmo de Europa, las Islas Canarias conservan su luz constante. No aquella deslumbrante del verano, sino una luminosidad más amable, que envuelve los paisajes y los hace ideales para explorar sin prisa.
En esta estación, el turismo se vuelve más silencioso y auténtico: el clima permanece suave, las jornadas suficientemente largas, y la naturaleza vuelve a ser protagonista. Entre las experiencias que mejor permiten vivirla, destacan las excursiones a caballo, extendidas por todo el archipiélago y accesibles incluso para quienes se inician.
Por qué elegir una excursión a caballo
Cabalgar en Canarias permite explorar el territorio desde una perspectiva diferente. El paso regular del caballo permite atravesar ambientes diversos y percibir sus matices: el aroma de la arena húmeda después de una tormenta, el polvo negro de la roca volcánica, el viento que cambia de dirección cerca del océano.
No se necesita gran experiencia, sino disponibilidad para ir despacio. La mayoría de los centros ofrecen caballos tranquilos y bien adiestrados, adecuados también para principiantes, con recorridos que varían de 1 a 4 horas. Para quienes ya tienen experiencia, hay disponibles trekkings de media jornada o jornada completa, con tramos al trote o galope controlado.
Cuatro islas, cuatro paisajes
Tenerife: el aliento del volcán
En la isla mayor, los senderos a caballo se entrelazan entre los bosques de pino canario del Parque Natural de La Esperanza, los valles de Vilaflor y los terrenos lávicos que descienden del Teide.
Diversos centros en la zona de Arona y en el sur de la isla organizan excursiones de una o dos horas que atraviesan terrenos agrícolas, pinares y rincones costeros. En otoño, el sol bajo ilumina los pinares creando contrastes nítidos entre sombra y luz dorada, mientras que la temperatura fresca hace confortable cabalgar incluso en las horas centrales.
Nivel: principiantes e intermedios
 Duración típica: 1-3 horas
 Cuándo: octubre-marzo, con salidas matutinas (9:00-10:00) o vespertinas (15:00-16:00)
Gran Canaria: la variedad en miniatura
Al sur, en los alrededores de Maspalomas y en la zona de El Salobre, se encuentran algunos de los recorridos más panorámicos del archipiélago. Las excursiones siguen antiguas vías pastorales que se asoman al mar o ascienden hacia las colinas volcánicas del interior.
En una única salida se pasa del terreno arenoso de las dunas al perfil oscuro de las rocas basálticas. Los recorridos están bien señalizados e incluyen paradas panorámicas para fotografiar el paisaje. Las salidas se realizan todo el año, también en invierno, con especial sugestión al atardecer.
Nivel: todos los niveles
 Duración típica: 1,5-2 horas (recorridos breves), 3-4 horas (trekkings panorámicos)
 Cuándo: todo el año, ideal septiembre-abril
Fuerteventura: el encanto de lo esencial
Aquí la tierra se abre en horizontes vastos y desérticos. Las excursiones parten a menudo de las zonas de La Pared, Betancuria o Tindaya, atravesando cañones secos y antiguos cráteres.
Los recorridos llevan hasta el océano o siguen las curvas de los barrancos, entre cabras salvajes, arena clara y un silencio casi absoluto. En invierno los vientos alisios son más leves respecto al verano, y cabalgar al atardecer, con el mar Atlántico de frente, ofrece vistas inolvidables.
Nivel: principiantes e intermedios
 Duración típica: 1-2 horas (costa), 2-3 horas (barrancos)
 Cuándo: noviembre-abril para viento más suave
Lanzarote: geometrías de lava y viento
En la zona de Uga, en el corazón del Parque Natural de Los Volcanes, algunos centros proponen itinerarios que se desenvuelven entre campos de lava solidificada y los célebres viñedos de La Geria, cultivados en hoyos protegidos por muros de piedra negra.
Cabalgar aquí significa atravesar un paisaje casi lunar, donde el terreno oscuro contrasta con el blanco de las casas tradicionales y el azul intenso del cielo. Algunos recorridos alcanzan la costa de Famara, una de las más salvajes y espectaculares de la isla: arena dorada, acantilados verticales y olas potentes.
Nivel: todos los niveles
 Duración típica: 1,5-2,5 horas
 Cuándo: octubre-mayo para clima ideal
Experiencias auténticas y respeto a los animales
Las excursiones a caballo en Canarias no son actividades improvisadas: están conducidas por instructores locales cualificados, a menudo vinculados desde generaciones al territorio y a la tradición ecuestre de las islas.
Los centros más fiables siguen estándares de bienestar animal, con caballos bien cuidados, descansados por rotación y nunca sobrecargados. Los grupos son limitados (generalmente 4-8 personas) para garantizar una experiencia de calidad y un enfoque respetuoso hacia el medio ambiente.
Antes de reservar, es aconsejable verificar que el centro:
- Proporcione equipamiento de seguridad (cascos homologados)
 - Ofrezca un briefing inicial sobre las normas de conducta
 - Muestre transparencia sobre las condiciones de los caballos
 - Tenga reseñas positivas y certificaciones locales
Consejos prácticos para la excursión
Qué vestir:
- Pantalones largos cómodos (mejor si son técnicos o de equitación)
 - Zapatos cerrados con suela antideslizante (no sandalias ni chancletas)
 - Chaqueta cortavientos ligera, útil en altura y en las zonas costeras
 - Sombrero o pañuelo para protegerse del sol
 - Crema solar (incluso en invierno el sol canario es fuerte)
Qué llevar:
- Botella de agua (al menos 0,5L)
 - Snack energético para excursiones largas
 - Cámara fotográfica o smartphone (muchos centros ofrecen bolsos o mochilas)
 - Gafas de sol
Cuándo reservar:
- En temporada alta (diciembre-enero, Semana Santa): al menos 3-5 días antes
 - En temporada baja: 1-2 días de antelación son suficientes
 - Prefiere las salidas matutinas (menos calor, mejor luz) o al atardecer (atmósfera mágica)
Durante la excursión:
- Sigue siempre las indicaciones del guía
 - Respeta el ritmo del grupo
 - Deja espacio al silencio: gran parte de la experiencia está en escuchar el paso del caballo y los sonidos del paisaje
 - Evita movimientos bruscos y mantén una postura relajada
El viaje en su ritmo natural
El otoño y el invierno en Canarias son estaciones de equilibrio: el mar sigue tibio, los senderos tranquilos, y la naturaleza se muestra sin excesos. Cabalgar en este período significa ir despacio para descubrir detalles que de otro modo escaparían: el aroma de la tierra después de una lluvia breve, el sonido de los cascos sobre la roca volcánica, el modo en que la luz cambia de color sobre las colinas. Es una manera diferente de viajar: más silenciosa, más atenta, y quizás precisamente por eso capaz de dejar un recuerdo duradero.
Si estás planeando un viaje a Canarias entre octubre y marzo, considera dedicar al menos media jornada a esta experiencia. No es solo una excursión: es una ocasión para conectarse con el ritmo auténtico de las islas.