Tradiciones de octubre ligadas a la cultura local canaria

Scritto il 23/10/2025
da Redacción

Octubre, en las Islas Canarias, es un mes de transición y memoria. El verano se retira lentamente, dejando espacio a jornadas más tranquilas donde la vida del archipiélago vuelve a los ritmos antiguos de los pueblos. Es el tiempo de las fiestas de agradecimiento, de las cosechas y de las devociones que entrelazan lo sagrado y lo popular, identidad y naturaleza, en una celebración que hunde sus raíces en la historia agrícola y espiritual del archipiélago.

Cada año, Tenerife se transforma en un escenario viviente de cultura popular gracias a las numerosas romerías, eventos que animan la isla desde primavera hasta otoño. En su sentido más original, una romería es una peregrinación religiosa que indica un peregrinaje de algún tipo, aunque no siempre debe ser un viaje largo. La palabra romería proviene de romero, el peregrino que viajaba hacia Roma, pero en Canarias ha adquirido un sabor distintivamente local, mezclando procesión religiosa en honor del patrón con una gozosa celebración de la cosecha, de la comunidad y de los sabores de la isla.

En octubre se celebran la Romería de San Isidro y otras fiestas patronales en las diferentes localidades de la isla. En Adeje, en la última semana de octubre, se celebran las Fiestas Patronales en honor de Santa Úrsula, con procesiones religiosas, espectáculos musicales, exposiciones culturales y fuegos artificiales. La romería de Adeje honra a sus tres santos patronos: Nuestra Señora de la Encarnación, Santa Úrsula y San Sebastián, y transforma el centro histórico en una postal viviente de la tradición canaria, con habitantes vestidos con trajes tradicionales y bueyes que tiran de carros decorados con hojas de palma, flores y frutos.

En Tenerife, mago/maga no significa mago, sino que es el campesino tradicional con traje festivo. El Baile de Magos es el gran baile al aire libre que precede o concluye muchas romerías, donde al son de timples, chácaras y guitarras la plaza se transforma en una pista de baile, con los lugareños que danzan isa, folías y malagueñas mientras circulan cestas de trucha, almogrote y mojo.

Pero octubre es también el mes de las celebraciones más íntimas y místicas. A finales de octubre, Gran Canaria celebra la Noche de Los Finaos, festival anual que fusiona tradiciones similares a Halloween con el Día de los Muertos, donde los más pequeños van de casa en casa pidiendo “santos” y recibiendo a cambio almendras, nueces, higos secos o castañas, para luego volver a sus casas a recordar a los difuntos mientras la mujer más anciana de la familia cuenta historias y anécdotas. La fiesta concluye tradicionalmente con bailes callejeros y castañas asadas, en una noche donde el límite entre el mundo de los vivos y de los ancestros se difumina.

La Fiesta de la Virgen del Rosario se celebra el primer domingo de octubre y se festeja de manera particular en Puerto del Rosario de Fuerteventura, donde el festival ofrece varias actividades en honor del santo patrón de la capital. En Las Palmas de Gran Canaria se celebran las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Luz, patrona del Puerto, que conmemoran la victoria de la isla contra el ataque de los almirantes británicos Francis Drake y John Hawkins en 1595, demostrando cómo la fe se entrelaza indisolublemente con la memoria histórica del archipiélago.

Del 23 al 26 de octubre se lleva a cabo el Gran Canaria Walking Festival, una ocasión para explorar los paisajes diversificados de la isla a través de senderos guiados, uniendo la tradición de caminar en la naturaleza con el descubrimiento cultural del territorio. En Fuencaliente, La Palma, se celebra la Romería de la Vendimia como parte de las fiestas patronales en honor de San Antonio Abad, donde los habitantes con trajes tradicionales acompañan carros decorados con uva, vides y aperos agrícolas a lo largo de un recorrido lleno de música, parrandas y productos locales.

Al parecer fue la clase alta de Canarias quien dio origen a las romerías, reuniéndose para celebrar la vida en el campo vestidos de campesinos, sirviendo vino local y festejando con cabras y carne de res. En aquellos tiempos se creía que una buena cosecha era el resultado de la buena voluntad del santo. Hoy en día, las festividades en Tenerife no son solo momentos de celebración, sino que también tienen un profundo impacto cultural y social en la comunidad local, donde las generaciones mayores pueden transmitir sus conocimientos a las más jóvenes.

En estas fiestas no hay solo folclore, sino una forma de continuidad viviente: una manera de reconocerse todavía parte de una historia compartida, donde lo sagrado y lo profano se funden en una única expresión de identidad. Octubre se convierte así en el mes en que Canarias muestra su alma más auténtica, aquella que resiste a las estaciones y habla de pertenencia, respeto, gratitud y memoria colectiva que se transmite de generación en generación.​​​​​​​​​​​​​​​​