La inteligencia artificial y la nueva geografía del poder global

Scritto il 24/10/2025
da Caterina Chiarelli

Cuando la tecnología rediseña el mundo y pone en crisis la gobernanza internacional

En 2025 el mundo vive una doble aceleración: la tecnológica y la política. Mientras la inteligencia artificial cambia las reglas del trabajo, de la información y de la seguridad, las instituciones internacionales tienen dificultades para definir un marco ético y normativo compartido. La innovación corre, pero la gobernanza global cojea: esta es la nueva brecha sobre la que se juega el equilibrio del futuro.

Soberanía digital: la nueva frontera del poder

Ya no son solo las armas o la energía las que determinan la influencia de una nación, sino la capacidad de controlar datos, infraestructuras y algoritmos. Estados Unidos, la Unión Europea y China se disputan hoy el liderazgo en una inédita "guerra fría digital", hecha de patentes, chips e inteligencias artificiales cada vez más autónomas.

Detrás de las proclamas de progreso, se oculta la cuestión central de la soberanía digital: quien posee los datos controla las economías y, en última instancia, a las personas. La Unión Europea, con el AI Act que entró en vigor en 2025, intenta poner límites éticos y jurídicos al uso de la inteligencia artificial, pero debe enfrentarse a gigantes tecnológicos que mueven capitales superiores a los de muchos estados. Al mismo tiempo, en el sur del mundo se abren nuevas brechas de desigualdad: países enteros corren el riesgo de quedar excluidos de la revolución digital, transformándose de usuarios a proveedores inconscientes de datos.

Algoritmos y desigualdad: la nueva cuestión social

La IA promete eficiencia y crecimiento, pero produce una nueva brecha: ya no solo entre ricos y pobres, sino entre quienes comprenden y gobiernan la tecnología y quienes la sufren. El riesgo es que la "cuarta revolución industrial" consolide una élite algorítmica capaz de decidir qué vemos, leemos e incluso pensamos.

La desinformación generada por la IA ya es considerada por el Foro Económico Mundial una de las primeras amenazas globales de la década. Los economistas ven nacer un nuevo orden económico ligado al control de los datos, con implicaciones directas sobre las inversiones y la estabilidad de los países.

Hacia una nueva alianza para la ética y la innovación

La UNESCO y la OCDE promueven un enfoque "human-centric", centrado en el ser humano y en la tutela de los derechos digitales. Algunos países como España y Corea del Sur están introduciendo ministerios de inteligencia artificial, mientras universidades y empresas desarrollan protocolos de transparencia.

El debate se extiende también al mundo de las finanzas sostenibles: la convergencia entre IA y ESG (criterios ambientales, sociales y de gobernanza) abre nuevas oportunidades, pero también riesgos éticos. Los algoritmos que analizan datos ambientales o sociales pueden amplificar distorsiones si no están programados con criterios transparentes e inclusivos.

El futuro: ¿inteligencia artificial o conciencia artificial?

Si el siglo XX fue el siglo de la energía y las primeras dos décadas del 2000, el de la conexión, la próxima década será la de la conciencia: entender cómo convivir con máquinas que aprenden, predicen y, quizás, deciden. La pregunta ya no es si la IA cambiará el mundo, porque ya lo está haciendo, sino quién tendrá el derecho y la capacidad de orientar su dirección.

La inteligencia artificial no es solo una revolución tecnológica: es una prueba política, ética y humana. Y la historia dirá si habremos creado una civilización más inteligente o solo un algoritmo más poderoso.