El misterio de los petroglifos guanches: las espirales antiguas que cuentan la historia de Canarias

Scritto il 18/11/2025
da Redacción

Entre las sombras de las montañas, sobre las paredes basálticas modeladas por el viento y en los grandes bloques de lava que salpican el paisaje, los petroglifos guanches continúan custodiando uno de los misterios más fascinantes de las Islas Canarias. Los grabados rupestres dejados por los antiguos habitantes del archipiélago representan un patrimonio enigmático, capaz de poner en diálogo pasado y presente con una fuerza sorprendente. Entre todos los símbolos que emergen de la roca, las espirales son sin duda las más recurrentes y las más misteriosas, como si encerraran un mensaje que atraviesa siglos y culturas.

Quien observa una espiral guanche por primera vez experimenta la sensación de encontrarse ante un símbolo universal. Su forma simple, fluida y en continua expansión parece hablar un lenguaje comprensible para todos, aunque su significado permanece envuelto en el silencio de los orígenes. Algunos investigadores sugieren que podía tener un valor ritual o espiritual, representando quizás el ciclo de la vida, el movimiento del sol o la conexión entre el mundo humano y el mundo divino. Es una interpretación que fascina porque encuentra eco en muchas culturas antiguas, donde la espiral era un signo cargado de sacralidad.

No hay que olvidar que los guanches tenían raíces bereberes, y precisamente en algunas regiones norteafricanas se encuentran grabados rupestres sorprendentemente similares: círculos concéntricos, espirales y motivos geométricos que parecen pertenecer a una familia simbólica compartida. Esto no implica una copia directa, sino que sugiere una continuidad cultural que unía ambas orillas, mucho antes de que el mar se convirtiera en una frontera. Es como si las espirales guanches fueran un puente antiguo, capaz de conectar el Magreb y Canarias a través del lenguaje de la piedra.

Junto a las interpretaciones espirituales y culturales, en los últimos años está tomando fuerza también una hipótesis astronómica. Algunos estudiosos observan que diversos yacimientos con petroglifos presentan orientaciones particulares, a veces vinculadas a los solsticios o a los movimientos del sol. En este sentido, la espiral podría representar una forma primitiva de mapa celeste, un modo de registrar el transcurso de las estaciones o de observar el cielo con fines rituales o prácticos. No existen pruebas definitivas, pero la idea de que los guanches pudieran observar el firmamento y traducirlo en la roca hace estos símbolos aún más sugerentes.

Lo que hace realmente preciosos los petroglifos guanches no es solamente lo que podrían significar, sino lo que representan: son el rastro más antiguo dejado por un pueblo que no conoció la escritura, un lenguaje de signos que sobrevive a todo, incluso a la desaparición de su civilización tras la conquista europea. Cada espiral grabada en la piedra es un fragmento de pensamiento, un gesto voluntario realizado hace miles de años para dejar una huella, para contar algo, para dar forma simbólica al mundo.

Su misterio continúa capturando la imaginación porque, a pesar de décadas de estudios, no existen respuestas definitivas. Quizás sea precisamente esta incertidumbre lo que los hace tan magnéticos: el hecho de que, aunque podamos acercarnos a su significado, nunca llegamos a tocarlo del todo. Las espirales guanches permanecen ahí, dispuestas a hablar pero también a ocultar, como si invitaran a quien las observa a emprender un viaje hacia el centro de su forma, y quizás hacia el corazón mismo de la memoria del archipiélago.

En estos grabados hay un pasado que no ha muerto, sino que continúa palpitando en la roca. Y cada vez que el sol las ilumina, parece reavivar un mensaje antiguo que aún hoy espera ser comprendido hasta el fondo.