Cuando diciembre llega a Canarias, el archipiélago se despierta con tradiciones que entrelazan música, devoción e identidad cultural. Entre estas, El Tajaraste del Niño ocupa un lugar privilegiado: una danza milenaria ejecutada durante la ceremonia de la Misa del Gallo en la Nochebuena, convirtiéndose en un puente emocionante entre sacralidad y celebración comunitaria.
Orígenes y significado de una tradición milenaria
El Tajaraste toma su nombre de los antiguos tambores que los Guanches, el pueblo indígena de las Canarias prehispánicas, utilizaban para acompañar sus coreografías. Los primeros testimonios de su ejecución en la Iglesia del Salvador de La Matanza de Acentejo se remontan al siglo XVII, cuando la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús custodiaba celosamente su transmisión.
El Tajaraste del Niño desciende probablemente de las ofrendas coreográficas de los pastores al Niño Jesús observables en La Palma. Caracterizado por ritmos vívidos, fusiona dimensión festiva y religiosa, invocando a la Virgen mientras celebra la natividad.
La danza y sus instrumentos
El baile se articula en parejas contrapuestas o en círculos concéntricos, según las variantes locales. Los danzantes ejecutan saltos hacia adelante y hacia atrás convergiendo hacia el centro, recreando esa secuencia de acercamiento y retracción típica del folklore canario más antiguo.
Los instrumentos utilizados son laúd, guitarras, timple, triángulos, pajarillo y castañuelas, generando una melodía envolvente que captura incluso a los espectadores menos expertos. El Baile del Niño o Tajaraste del Niño se ejecuta con traje pastoril tradicional, rindiendo homenaje coreográfico al Niño Jesús.
Dónde asistir al Tajaraste del Niño en diciembre
La variante más célebre es la de Punta del Hidalgo, transmitida por la familia Ramos y por compañías como Zebenzuí, que han preservado esta herencia a través de las generaciones. Dondequiera que pasen la tarde del 24 de diciembre para la Nochebuena, podrán asistir a la danza sagrada del niño.
Numerosas localidades del archipiélago proponen exhibiciones auténticas: desde Tenerife hasta La Gomera, desde Gran Canaria hasta La Palma, cada isla ofrece su propia interpretación de esta danza sagrada. En Navidad las calles se transforman en un teatro al aire libre donde resuenan los cantos tradicionales más célebres: desde los antiguos Ranchos de Pascua hasta los Tajaraste.
Las iglesias de los pueblos del interior de Tenerife, como La Orotava y La Matanza de Acentejo, representan los lugares más auténticos donde vivir esta experiencia. La noche del 5 de enero se celebran desfiles con más de 300 figurantes que bailan y cantan al ritmo de las tajaraste, prolongando la magia del período navideño hasta la Epifanía.
Un patrimonio cultural a preservar
Esta danza alegre llegó a la Península Ibérica entre 1478 y 1496, conquistando rápidamente tanto al pueblo como a las cortes españolas, para luego difundirse en los salones aristocráticos europeos. Gigantes como Shakespeare y Cervantes citan el Tajaraste en sus obras, testimoniando el impacto cultural planetario de esta expresión canaria.
Participar en un Tajaraste del Niño significa sumergirse en el alma más genuina del archipiélago, donde música, fe y memoria colectiva se fusionan para narrar la Navidad de manera única e indeleble. El folklore musical canario permanece vital a nivel popular, evitando la museización que ha golpeado gran parte de Europa y conservando intacta su fuerza expresiva a través de los siglos.