El estrés crónico puede ser realmente peligroso e impedirte vivir bien.
Por eso es importantísimo saber cómo reconocerlo:
QUÉ ES EL ESTRÉS CRÓNICO
Seguramente en muchas ocasiones te has sentido especialmente bajo presión y has confundido esa presión con auténtico estrés. Muchas veces, sin embargo, esta palabra se utiliza de forma impropia, incluso en contextos que no pueden definirse realmente como estresantes.
Pero ¿cuáles son las situaciones que causan un fuerte estrés? ¿Cuántos tipos existen? ¿Cuándo se puede hablar de trastorno de estrés postraumático crónico? ¿Y cómo influye todo esto en nuestra vida?
El estrés se describe como un estado de disfunción y alteración de los equilibrios psicofísicos del organismo que se manifiesta cuando nos encontramos ante determinadas situaciones. Cualquier fuente de presión, tanto interna como externa, activa una reacción por parte del organismo que incluye también la producción de algunas hormonas como el cortisol.
Está claro que episodios esporádicos de estrés no son motivo de excesiva preocupación. Sin embargo, es importante mantenerlos bajo control, porque cuando se vuelven crónicos pueden comprometer seriamente la calidad de vida.
Los estudios realizados sobre este tema han confirmado que el estrés está relacionado con la aparición de algunas patologías más o menos graves y que conlleva una reducción significativa, en términos tanto de eficiencia como de cantidad, de la masa magra (es decir, músculos, tejidos conectivos, órganos y huesos), fenómeno conocido como catabolismo de la masa magra.
El estrés crónico, por tanto, perjudica de forma importante la capacidad de responder y comportarse adecuadamente frente a determinados estímulos.
ESTRÉS CRÓNICO – SÍNTOMAS Y CAUSAS
Se podría pensar erróneamente que el estrés deriva únicamente de determinadas situaciones pesadas, como ritmos diarios especialmente frenéticos, pero no tiene por qué ser así. En muchos casos, los síntomas del estrés aparecen incluso cuando se lleva un estilo de vida aparentemente tranquilo. La tensión y los estados de ansiedad pueden estar causados por cualquier acontecimiento que genere una fuerte sensación de incertidumbre o de inadecuación ante la cual no sabemos cómo responder.
Los síntomas del estrés se manifiestan con intensidad cuando se activan de forma crónica procesos que el organismo debería poner en marcha solo en casos de emergencia. Como ya se ha mencionado, la principal hormona que se libera en estos casos es el cortisol, conocido también como la hormona del estrés. Esta, si se mantiene dentro de determinados rangos, favorece el correcto funcionamiento del organismo, pero cuando sus niveles son altos influye negativamente en la salud.
ESTRÉS CRÓNICO – SÍNTOMAS GENERALES
Cansancio mental, físico y fatiga.
Entre las señales más comunes se encuentra el cansancio y la sensación de fatiga, a veces incluso sin una causa aparente. Todo esto ocurre debido al catabolismo de la masa magra y a la falta de un descanso adecuado.
Alteraciones del apetito.
Otra señal frecuente son los cambios repentinos en el apetito. Como consecuencia adicional del catabolismo, el estrés afecta a la transformación de los azúcares y a la regulación de la glucemia. De ahí pueden derivarse una hambre excesiva o, por el contrario, pérdida de apetito.
Trastornos gastrointestinales.
Entre los trastornos más típicos se encuentran la sensación de pesadez o llenura, colon irritable, intolerancias alimentarias, hinchazón y alteración del ritmo intestinal (alternancia entre estreñimiento y diarrea). Una vez más, la pérdida de masa altera las funciones normales del organismo, afectando a la musculatura digestiva. Se ve perjudicado el proceso de peristaltismo, es decir, la fase mediante la cual el alimento va del estómago al colon.
Mala calidad del sueño e insomnio.
La alteración de los ritmos hormonales provoca trastornos del sueño, despertares nocturnos frecuentes o incluso insomnio.
Cambios frecuentes de humor.
Las variaciones del estado de ánimo dependen en gran medida del desequilibrio que se produce en los niveles de electrolitos. Todo esto tiene efectos profundos sobre el sistema nervioso, que se inclina así hacia la ansiedad, la ira, la depresión o la apatía.
Bajadas de defensas inmunitarias y dificultad para controlar el peso.
Otra desventaja derivada del estrés crónico es la disminución de las defensas inmunitarias. El organismo se vuelve mucho más débil de lo normal y, por ello, enferma con mayor facilidad. El peso corporal es otro factor que se vuelve difícil de controlar para quien vive bajo estrés.
Cada persona es diferente y puede reaccionar de forma distinta al estrés. En líneas generales, estas son las señales de alarma que deberías tener en cuenta para entender si estás sometido o no a un estrés excesivo.
ESTRÉS CRÓNICO – CAUSAS GENERALES
Ritmos frenéticos.
Una de las causas más frecuentes de estrés son los ritmos frenéticos derivados del cuidado de la familia, la casa o el trabajo.
Acontecimientos traumáticos.
El trastorno de estrés postraumático crónico puede aparecer después de sucesos particularmente graves (como guerras, atentados, catástrofes naturales u otros eventos). Si has sufrido un trauma de cualquier tipo, pide ayuda a un médico especialista que pueda acompañarte y atenderte de la mejor forma posible.
Problemas económicos.
Otra causa que provoca ansiedad y tensión son las dificultades de tipo económico. No ser capaz de mantenerse por sí mismo puede generar estados intensos de ansiedad y tensión que se traducen en estrés.
TIPOS DE ESTRÉS
Existen al menos tres tipos diferentes de estrés:
Estrés metabólico.
Esta forma de estrés puede aparecer cuando no se sigue una alimentación correcta y equilibrada o cuando se toman medicamentos de forma crónica. Los tratamientos farmacológicos, a la larga, solucionan determinados problemas pero exigen mucho al organismo, que acaba acumulando más toxinas y sustancias de desecho.
Estrés emocional.
En esta categoría se incluyen situaciones muy exigentes a nivel familiar, personal o laboral. La fuerte ansiedad y las preocupaciones alteran el organismo, afectando también al sueño y al sistema inmunitario.
Estrés físico.
Los estresores físicos se relacionan con la actividad corporal. Se puede estar estresado tanto en caso de sedentarismo completo, que provoca una reducción de la masa muscular, como en caso de exceso de actividad física, ya que el organismo consume muchos más recursos y energía de los que es capaz de recuperar.
El estrés es un mensaje que el cuerpo nos envía, y la intervención osteopática puede resultar determinante para reducir el cortisol, junto con una adecuada educación del paciente.