Candelaria, 15 de agosto – Todo comienza hacia 1390, cuando dos pastores guanches del menceyato de Güímar hallan en la costa una figura femenina tallada en madera, cerca del barranco de Chimisay. Era la Virgen de Candelaria, hoy símbolo de devoción e identidad para el pueblo canario.
Según el fraile Alonso de Espinosa (1594), uno de los pastores quedó paralizado y otro mudo al tocarla. El mencey decidió trasladarla a una cueva sagrada en la costa, donde los guanches comenzaron a rendirle culto, sin conocer aún el cristianismo.
Ese hallazgo se revive cada 14 de agosto en la emotiva Ceremonia Guanche, representación que recuerda el encuentro entre los antiguos pobladores y la Virgen. Es uno de los actos más esperados de las fiestas.
Hoy, la imagen se venera en la Basílica de Candelaria. La Virgen no es solo una figura religiosa: representa la fusión entre cultura ancestral y espiritualidad cristiana. Su culto une a las islas bajo una misma devoción, y su historia sigue viva en la memoria colectiva.