Trompe L’oeil es el nombre francés que se da a una fascinante técnica de pintura de origen muy antiguo. Literalmente significa “engaño al ojo” y su trascendencia se remonta al período de la pintura Pompeyana de tercer y cuarto estilo (l siglo d.C.) Retomado a fines del Renacimiento y del Manierismo, conoció su mayor difusión entre el seiscientos y el setecientos cuando venía utilizado para decorar las habitaciones y salones de los palacios de nobles.
Pero también, para decorar techos como cúpulas de iglesias y basílicas, con efectos ópticos de aperturas a cielos luminosos o de paredes abiertas hacia paisajes profundos con escenas campestres. Se trata de un tipo de pintura tan realística que es capaz de “engañar al ojo”, llevando el observador por un momento a creer que se trata de algo real.
Para lograrlo el artista debe saber manejar con total habilidad la perspectiva, las luces, las sombras y los efectos atmosféricos de la distancia en la percepción del color y las formas.
Eric Cumini, artista Ítalo-uruguayo residente en Tenerife desde hace algunos años es un maestro del Trompe L’oeil. A lo largo de su extensa carrera iniciada en Uruguay y pasando por Argentina e Italia, ha profundizado y perfeccionado cada vez más su capacidad de ilusionar la realidad con su arte, transformando espacios angostos y banales en lugares de gran efecto escenográfico.
¿Qué emoción se siente al imaginarse en una gruta rocosa con el agua bajo sus pies entre algas movidas por la corriente, peces tropicales de colores y la luz del sol que filtra a través del agua cristalina del océano, mientras se saborea una cervecita helada? O ¿qué sensación produce cenar en la bodega de una antigua vitivinícola rodeado de barricas de roble, filas de botellas seculares cubiertas de polvo y telarañas, bajo un techo de arcos rebajados con bloques de piedra a la vista, marcado por las rajaduras del tiempo? O todavía ¿qué sueños visitarán las noches de la niña que duerme plácidamente bajo la luz plateada de una Luna que brilla solo para ella, en una habitación que se parece a una maravillosa Vía Láctea infinita como la vida que se le abre por delante?
La extrema pericia técnica, losèmateriales de última generación y sobre todo la imaginación sin límites de Eric Cumini logran transformar un momento banal como la pizza del sábado por la noche en una experiencia física y sensorial extraordinaria. Sus obras no son simples pinturas sobre la pared con el propósito de llenar un espacio vacío, o dar color a una superficie blanca. Los trompe l’oeil de Eric Cumini son un verdadero desafío a los límites del espacio temporal; las barreras materiales desaparecen dejando lugar a vastos espacios de aire abierto. Los paisajes pintados se funden con los ambientes reales porque utiliza hábilmente elementos concretos como pasajes entre ilusión y realidad aumentando el efecto de engaño.
Desde los grandes salones de una Spa hasta las paredes secretas de una pequeña habitación, desde los suelos de un bar hasta los detalles en una repisa de libros antiguos que llena un ángulo vacío, el arte de Eric Cumini transforma la tradicional pintura decorativa en una obra de arte en la cual la ilusión y el hiper-realismo se funden, brindando a quienes las aprecian la sensación de vivir una experiencia única.
Laura Carlino (Evocarte)