El Refugio Altavista y Charles Piazzi Smyth: en los orígenes de la astronomía moderna

Scritto il 04/09/2025
da Giuseppe Coviello

La historia moderna de la astronomía en Canarias nace en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el cielo seguía siendo un enigma y la tecnología imponía límites severos. En ese periodo, el escocés de origen italiano Charles Piazzi Smyth quiso comprobar una de las intuiciones de Isaac Newton, quien en su Opticks (1704) sostenía que las observaciones más precisas solo podían realizarse en gran altitud, por encima de las nubes.

Nacido en Nápoles en 1819, hijo del almirante William Henry Smyth, Charles creció en Bedford, donde aprendió astronomía en el observatorio privado de su padre. A los 16 años fue enviado al Cabo de Buena Esperanza como asistente y a los 26 fue nombrado Astrónomo Real de Escocia y profesor en Edimburgo.

En 1855 se casó con Jessie Duncan, geóloga y fotógrafa, eligiendo para su viaje de bodas el volcán Teide en Tenerife, con el objetivo de demostrar las ventajas de la observación astronómica en montaña. El Almirantazgo británico financió la empresa con 500 libras y organizó el transporte de instrumentos sumamente delicados. «No era solo un viaje de bodas, sino una misión científica», recordaría el científico.

El 24 de junio de 1856 los esposos zarparon de Southampton en el Titania y dos semanas después desembarcaron en Tenerife. En La Orotava, huéspedes de la residencia Sitio Liter, prepararon el ascenso al Teide. El 14 de julio la expedición partió con 27 mulas y caballos cargados de provisiones e instrumentos, entre ellos el gran telescopio ecuatorial Pattinson de 7,5 pulgadas. La primera base fue en el monte Guajara (2.715 m), pero el mal tiempo obligó, el 21 de agosto, a trasladarse a Altavista (3.264 m).

«Aquí el viento se calma, el aire es límpido y las estrellas brillan con una pureza que jamás había visto», anotó Piazzi Smyth. Alrededor del telescopio, transportado por piezas con gran esfuerzo, se erigieron refugios que constituyeron el núcleo del actual Refugio Altavista.

Durante casi un mes realizaron observaciones excepcionales: estrellas difíciles como la B y la C de Gamma Andrómeda, Saturno, Júpiter, la Luna y sistemas binarios. El aire seco y enrarecido garantizaba una nitidez nunca experimentada antes: fueron los primeros experimentos astronómicos de gran altitud.

La expedición produjo también mediciones atmosféricas, apuntes vulcanológicos y una colección de fotografías estereoscópicas. Fue Jessie, experta fotógrafa, quien realizó las primeras imágenes estereoscópicas astronómicas en alta montaña, revelándolas con agua de un nevero. Piazzi Smyth las incluyó en el volumen Tenerife: An Astronomer’s Experiment (1858), el primer texto científico ilustrado con este tipo de fotografías.

En total, la empresa duró 113 días: 37 en el Guajara, 26 en Altavista, 36 en navegación y 18 a lo largo de las costas de Tenerife. Los materiales y los diarios se conservan hoy en el Real Observatorio de Edimburgo.

Al momento de dejar la isla, Piazzi Smyth escribió:
«¿Cuánto tiempo más tendrá que esperar el mundo antes de instalar allá arriba una estación astronómica, tan prometedora para el progreso de la más sublime de las ciencias?».

Un siglo después, en 1964, su deseo se cumplió con la apertura del Observatorio de Izaña, heredando el legado de una extraordinaria “luna de miel científica” que cambió para siempre la manera de mirar al cielo.