La Iglesia Católica en las Islas Canarias: del redescubrimiento a la evangelización

Scritto il 04/09/2025
da Alfonso Licata

La influencia de la Iglesia católica en el archipiélago canario, a partir del redescubrimiento del navegante italiano Lanzarotto Malocello en 1312, fue profunda y compleja. Este acontecimiento marcó el inicio de los contactos con Europa y abrió una época de evangelización entrelazada con el debate sobre la esclavitud. La Iglesia desempeñó un papel decisivo, oscilando entre la defensa de los derechos humanos y la justificación de la conquista.

Antes de la conquista castellana, las islas estaban habitadas por los guanches, organizados en sociedades preestatales. Los primeros contactos, ligados al comercio de la orchilla y a la captura de esclavos, enfrentaron a la Iglesia con la realidad de poblaciones consideradas “paganos” y reducidas a servidumbre. Ya en 1344 el Papa Clemente VI, con la bula Tua devotionis sinceritas, instituyó el Obispado de la Fortuna, nombrando obispo al carmelita Bernardo Font. Aunque la iniciativa no tuvo efectos inmediatos, testificó la clara voluntad de la Santa Sede de iniciar un proceso de cristianización.

La posición de la Iglesia sobre la esclavitud permaneció contradictoria. Si por un lado los conquistadores recurrían a la mano de obra indígena, por otro varias bulas papales condenaron su reducción a la esclavitud. En 1434 el Papa Eugenio IV, con la bula Sicut Dudum, ordenó la liberación de los nativos, una de las primeras condenas explícitas de la esclavitud en la era moderna. Franciscanos y dominicos fueron a menudo los más activos en denunciar los abusos, defendiendo los derechos de los indígenas y tratando de evangelizarlos en condiciones más libres.

La evangelización se entrelazó estrechamente con la conquista. Los franciscanos se establecieron en Fuerteventura y Lanzarote, aprendiendo las lenguas locales y predicando el Evangelio. Jean de Béthencourt, durante su expedición, llevó consigo eclesiásticos y promovió la construcción de la iglesia de San Marcial del Rubicón en Lanzarote, primera sede episcopal efectiva del archipiélago. Con el avance de la conquista castellana, conventos e iglesias se multiplicaron, convirtiéndose en centros de difusión del cristianismo y en instrumentos de control cultural.

Las conversiones a menudo se producían mediante bautismos colectivos, a veces forzados o en circunstancias que no garantizaban una plena comprensión de la fe. Los lugares sagrados de los guanches fueron destruidos o transformados, y sus divinidades sustituidas por figuras cristianas. En 1483 se instituyó la Diócesis de Las Palmas de Gran Canaria, que consolidó la organización eclesiástica de todo el archipiélago y puso fin al obispado provisional de Rubicón. La conversión al cristianismo se convirtió en condición necesaria para la integración en la sociedad colonial.

La Iglesia tuvo, por tanto, un papel ambivalente. Por un lado, intentó limitar los excesos de la conquista y defender a los nativos, anticipando en parte conceptos modernos de derechos humanos. Por otro lado, fue un pilar de la legitimación ideológica de la conquista, proporcionando justificaciones religiosas a la sumisión de los pueblos no cristianos. La evangelización, aunque orientada a la salvación de las almas, contribuyó a la pérdida de las tradiciones indígenas y a la asimilación cultural.

Su influencia permaneció indeleble: signo de protección y denuncia, pero también de imposición y transformación. La historia de la Iglesia en Canarias muestra claramente la dificultad de conciliar misión espiritual e intereses políticos, dejando una herencia que aún hoy pesa en la memoria cultural de las islas.

Presidente de la Sociedad Dante Alighieri – Comité Islas Canarias
Presidente del Comité Internacional del VII Centenario del redescubrimiento de Lanzarote y de las Islas Canarias por el navegante italiano Lanzarotto Malocello
Corresponsal Consular de Italia en Lanzarote