Jóvenes talentos en fuga: por qué un clase 2004 elige Canarias para relanzarse

Scritto il 04/09/2025
da VivileCanarie ,

¿Qué impulsa a un joven italiano a cruzar fronteras e intentar construir su carrera en el corazón del Atlántico? La trayectoria de Lorenzo Amatucci, centrocampista clase 2004 formado en la Fiorentina y hoy en la UD Las Palmas, ofrece una clave de lectura concreta: buscar minutos, responsabilidades y un contexto técnico que valore su crecimiento. En España, y en particular en Canarias, ha encontrado un proyecto que le pide jugar y mejorar, no solo esperar. El punto de partida llega de una investigación de Sprint&Sport dedicada precisamente a esta elección de relanzamiento.

El traspaso ya es oficial: el 20 de julio de 2025 la Fiorentina anunció la cesión anual de Amatucci a la UD Las Palmas, con vencimiento el 30 de junio de 2026; la operación prevé una opción de compra para los españoles, mientras que el club viola renovó al mismo tiempo el contrato del jugador hasta 2028. Las Palmas confirmó la fórmula y duración del acuerdo en una nota pública. Es un detalle revelador: hay confianza técnica (opción de compra) y visión industrial (protección del activo en Florencia), un marco que ofrece al jugador margen para demostrar su valor sin quemar etapas.

¿Por qué apostar por una experiencia fuera de Italia con solo 21 años? Una respuesta medible llega de los números: según el ReportCalcio 2025 de FIGC/AREL/PwC, en la temporada 2023-24 los italianos Sub-21 representaron apenas el 2–2,3% del total de minutos en la Serie A. Traducido: un espacio reducidísimo justo en la fase en que hacen falta campo y continuidad. En este escenario, elegir un contexto como la LaLiga Hypermotion, segunda división española, aparece como un camino racional para acelerar el proceso de crecimiento.

El propio interesado añadió un criterio técnico. En la presentación oficial, Amatucci explicó que el fútbol español «ofrece el mejor contexto para mejorar a un centrocampista», por la cultura de la posesión y la atención a la técnica; palabras que conectan aspiraciones individuales y modelo de juego del club canario. El objetivo compartido, dijo, es ayudar al equipo a regresar a Primera lo antes posible.

Está luego el proyecto específico de Las Palmas. El club ha invertido en una estructura moderna, la Ciudad Deportiva de Barranco Seco: 12 hectáreas, 70 mil metros cuadrados de infraestructuras deportivas, un centro inaugurado en 2019 donde el primer equipo se entrena cada día. No es un detalle menor: entrenarse de forma estable en un hub de élite –y en un clima constante– significa reducir fricciones logísticas y maximizar las cargas de trabajo. Al aspecto infraestructural se suma una filosofía declarada: juego asociativo, creatividad e inteligencia táctica como pilares de la formación, con integración programada de perfiles internacionales en la cantera.

El marco contractual ayuda a comprender la lógica económica. Cesión con opción de compra: si el valor del jugador crece, Las Palmas puede invertir y completar la operación; la Fiorentina, que extendió el acuerdo hasta 2028, protege el patrimonio deportivo y monitorea la evolución técnica. Una base de datos independiente confirma también la presencia de una cláusula de recompra a favor del club viola: un equilibrio típico de la industria, que alinea sostenibilidad y desarrollo del talento.

No se debe ignorar la dimensión personal. La posibilidad de vivir el fútbol con una presión mediática más manejable, en un contexto que pone en el centro la continuidad –también mediante la inclusión de canteranos en el primer equipo– facilita la adaptación. Es un factor que en Las Palmas se manifiesta de forma concreta: el club ha ampliado los espacios para los jóvenes en pretemporada y ha reiterado, incluso públicamente, la voluntad de invertir en perfiles en crecimiento en 2025-26. Para un joven de 21 años, significa equivocarse, aprender y volver al campo.

¿Qué nos dice, entonces, el caso Amatucci sobre por qué un talento deja Italia? Primero: seguir los datos, que describen un sistema poco dispuesto a conceder minutos a los Sub-21. Segundo: buscar un entorno donde estilo de juego y metodología coincidan con las propias características. Tercero: elegir un proyecto que explicite objetivos, tiempos y rol, con instrumentos contractuales coherentes. No es una fuga romántica: es una decisión profesional, medible en minutos jugados y en pasos de carrera. En Canarias, esta decisión tiene un nombre y un apellido, pero fotografía una tendencia que involucra a toda una generación.