Boom turístico: datos en mano, la temporada sigue fuerte

Scritto il 05/09/2025
da VivileCanarie ,

“ No hay señales de desaceleración ” no es un titular, es la suma de indicadores. En las cuentas de la hospitalidad el impulso es evidente: la tarifa media por habitación ocupada (ADR) alcanzó los 140 € y el ingreso por habitación disponible (RevPAR) los 116 €, valores compatibles con altas ocupaciones y una demanda dispuesta a pagar cuando percibe calidad y ubicación. Son cifras que explican por qué el verano confirma el ciclo expansivo de los últimos años.

La fotografía oficial de las pernoctaciones refuerza el panorama. En julio de 2025 las entradas totales en alojamientos reglados fueron 1,30 millones, un +3,47 % sobre julio de 2024. El detalle muestra un reequilibrio: las pernoctaciones de extranjeros se redujeron un 0,72 %, mientras que las de residentes en España aumentaron un 7,24 %. Una base de demanda más amplia hace al sistema menos dependiente de unos pocos mercados exteriores.

La temporada no es solo “de volumen”, es también de valor. En el segundo trimestre de 2025 el gasto turístico alcanzó 4.400 millones de €, un +3,54 % interanual. El incremento afecta a la cadena más allá del alojamiento —restauración, movilidad, actividades experienciales— y consolida un ciclo en el que el visitante, aun atento a los precios, sigue invirtiendo en su ocio.

La conectividad aérea trabaja sin pausa. En julio de 2025 los aeropuertos de las islas movieron 4,6 millones de pasajeros y, entre enero y julio, los pasajeros comerciales superaron 31,4 millones, un +5,1 % tanto en rutas nacionales como internacionales respecto al mismo periodo de 2024. Ese mes el aeropuerto de Gran Canaria marcó su récord histórico con 1,3 millones de viajeros (+6,4 %), señal de una red capaz de sostener la demanda sin cuellos de botella.

También el dato de noches vendidas muestra continuidad: en julio las pernoctaciones en alojamientos turísticos alcanzaron 8,96 millones, un +0,63 % interanual. Ocho de cada diez noches siguen siendo de visitantes extranjeros, pero el crecimiento del mercado doméstico redibuja el mix sin afectar al volumen total. Para los operadores esto significa ajustar servicios y comunicación a públicos algo diferentes, con más familias y viajeros repetidores.

El cuadro de la red aérea nacional explica parte de la resiliencia: julio de 2025 fue el mejor mes de la historia para los aeropuertos españoles, con 32,7 millones de pasajeros. La capacidad y la puntualidad alimentan la accesibilidad y reducen cuellos de botella en los picos estivales, en beneficio de aerolíneas y viajeros.

A medio plazo, las instituciones marcan la ruta: estabilidad en torno a 18 millones de visitantes anuales (orden de magnitud 2024) y paso de la cantidad al valor —renovación de la oferta, gestión de flujos, gasto medio— para proteger competitividad y cohesión social. Es una orientación reiterada en las últimas actualizaciones y ayuda a leer la fase: plena, pero gobernada.

El contexto nacional recuerda que el ciclo europeo no es infinito. En 2025 España no alcanzará la cifra simbólica de 100 millones de llegadas extranjeras (estimaciones en torno a 98 millones), por el aumento de precios y la debilidad del mercado alemán. Para el sistema local significa demanda todavía fuerte pero más selectiva, con la necesidad de diversificar canales y mercados.

Traducir los números en gestión implica actuar en tres planos. Calidad: ADR y RevPAR se sostienen si el producto crece —habitaciones renovadas, servicios digitales fluidos, espacios exteriores cuidados, gastronomía identitaria—. Desestacionalización: vuelos estables y eventos alargan la temporada de septiembre a noviembre, reduciendo la presión estival y repartiendo beneficios. Sostenibilidad: energía y agua pesan cada vez más en cuentas y reputación; eficiencia, reutilización y movilidad sostenible ayudan a márgenes y aceptación social.

Está también la convivencia. El repunte de pernoctaciones de residentes españoles implica públicos distintos, con expectativas sobre precios, movilidad y servicios diferentes de los long-haul. La gestión de flujos en centros históricos y áreas naturales requiere señalización clara, reservas cuando sea necesario e información transparente sobre transporte y accesos. No basta con vender habitaciones: hay que orquestar tiempos y espacios.

¿Cuánto durará? Los fundamentos por ahora son sólidos: pernoctaciones y gasto en aumento, aeropuertos en máximos, precio medio sostenido. El enfriamiento de algunos mercados europeos sugiere planes comerciales resilientes y más cuidado de la experiencia local (transportes, colas, información), apostando por segmentos que llenan la temporada baja —deporte al aire libre, cultura, congresos, teletrabajo—.

La expresión “boom sin señales de desaceleración” supera la prueba de los datos: ingresos por habitación y tarifas al alza, llegadas y gasto en crecimiento, conectividad en su punto más alto. La clave ahora es transformar estos números en un camino de valor: más calidad, más gestión, más sostenibilidad. Cuando el huésped regresa, recomienda e invierte tiempo en el territorio, el éxito de la temporada se convierte en bienestar compartido y en reputación duradera.