El BCE acelera el proyecto de moneda digital. Detrás de la tecnología, un desafío de independencia para Europa.
En 2023, el Banco Central Europeo (BCE) inició la fase de preparación del euro digital, con el objetivo de concluirla antes de octubre de 2025. Según el documento oficial "Digital euro – Progress update" (BCE, abril de 2025), esta fase sirve para desarrollar las infraestructuras técnicas, probar los sistemas de pago y definir un marco normativo coherente con la propuesta legislativa de la Comisión Europea (COM/2023/369).
El euro digital, aclara el BCE, no sustituirá al efectivo, sino que será "una forma electrónica de moneda del banco central accesible a todos los ciudadanos y empresas de la zona euro".
Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo, explicó en 2024 que «el euro digital garantizará que Europa pueda mantener el control sobre su propio sistema de pagos en un mundo cada vez más digitalizado».
El proyecto nace también por razones de soberanía monetaria
En los últimos años, la difusión de las stablecoins privadas, como USD Coin o Tether, ha suscitado temores en Europa: según el BCE, estas monedas ancladas al dólar podrían «reducir el control público sobre la política monetaria y aumentar la dependencia de Europa de circuitos externos».
La respuesta europea es, por tanto, también geopolítica: crear una alternativa creíble al dominio digital del dólar.
El Reglamento MiCA (Markets in Crypto-Assets), que entró en vigor en la Unión Europea en junio de 2023, representa el primer paso hacia esta autonomía. Este introduce reglas para la emisión de stablecoins y garantiza la supervisión de las autoridades europeas, previniendo riesgos de inestabilidad financiera.
Próximas etapas oficiales (BCE, 2025):
- Octubre de 2025: fin de la fase de preparación
- A partir de 2026: decisión del Consejo de la UE y del Parlamento Europeo
- 2028 (estimado): posible introducción operativa
Para las Islas Canarias, altamente integradas en el turismo y el comercio internacional, un euro digital europeo y seguro podría facilitar las transacciones de los visitantes y reducir los costes de cambio y transferencia.
Pero el BCE precisa que la verdadera prioridad sigue siendo la confianza de los ciudadanos: "ninguna innovación puede funcionar sin consenso social".