La paradoja del efectivo: crece también en la era digital

Scritto il 15/10/2025
da Redacción

Según el BCE, más de 1.600 millones de euros en billetes circulan todavía en la eurozona. Un dato que sorprende a los economistas.

 

En plena digitalización de los pagos, el efectivo continúa siendo el rey silencioso de la economía europea.

Según los datos actualizados del Banco Central Europeo (Banknotes and coins circulation statistics, mayo de 2025), el valor total de los billetes en circulación ha alcanzado aproximadamente 1.620 millones de euros.

En 2002, el año de la introducción del euro, la cifra era poco superior a los 220 millones: un crecimiento de más de siete veces en poco más de veinte años.

El fenómeno es conocido por los economistas como "paradoja del efectivo".

Mientras aumentan los pagos electrónicos y las plataformas digitales, crece también la cantidad de dinero físico en manos de los ciudadanos.

Según el estudio "Study on the Payment Attitudes of Consumers in the Euro Area (SPACE 2022)", publicado por el BCE en 2023, el 59% de los pagos en los puntos de venta en la zona euro se realiza todavía en efectivo, aunque el valor medio de las transacciones electrónicas es más alto.

El BCE atribuye esta tendencia a tres motivos principales:

  1. Preferencias personales y privacidad: muchos ciudadanos perciben el efectivo como más seguro y anónimo.
  2. Función de reserva de valor: una cuota relevante de billetes se conserva como forma de ahorro líquido.
  3. Demanda extranjera: parte de los billetes euro circula fuera de la UE, en países que los utilizan como moneda estable.

Los billetes de 500 euros, que dejaron de imprimirse en 2019, siguen en circulación por un valor de aproximadamente 100 millones de euros (BCE, abril de 2025). Su presencia, aunque reducida respecto a los 307 millones de 2015, demuestra la resistencia del efectivo como instrumento de acumulación.

En España, y en particular en Canarias, el Banco de España ha señalado en el informe "Uso de efectivo en España 2024" que el 64% de los pagos al por menor se realiza todavía en efectivo, porcentaje más alto que la media europea.

En las islas, donde la conectividad no es siempre uniforme y el turismo internacional es vital, el efectivo sigue siendo sinónimo de practicidad e inmediatez.

El BCE reitera que "el efectivo permanecerá disponible mientras los ciudadanos de la eurozona quieran utilizarlo".

Es una promesa que tutela no solo la economía, sino también un principio democrático: la libertad de elegir cómo pagar.