Ser estudiante en Canarias en 2025: movilidad internacional, innovación y nuevas oportunidades

Scritto il 17/11/2025
da Redacción

Ser estudiante en Canarias en 2025 significa vivir en un contexto formativo en continua evolución, un ambiente que une la energía juvenil de las islas con la creciente integración en el panorama universitario europeo. El archipiélago es un puente entre culturas, lenguas y visiones diversas: aquí la formación dialoga con la movilidad internacional, con las nuevas profesiones y con una demanda de innovación cada vez más fuerte. En este escenario, el recorrido de un estudiante no es solamente académico, sino que se convierte también en un viaje identitario y cultural.

En los últimos años, cada vez más jóvenes eligen ampliar sus horizontes a través de programas Erasmus+, titulaciones conjuntas e intercambios formativos que los llevan a vivir en otras ciudades europeas. Destinos como la España continental, Italia, Portugal, Alemania o los Países Bajos representan para muchos oportunidades reales de crecimiento, reflejando el dinamismo de una generación que considera Europa un espacio natural de movilidad y oportunidades. Según los datos Erasmus+ de 2024, más de 2.300 estudiantes de las regiones ultraperiféricas españolas –entre ellas Canarias– han participado en movilidades internacionales, una señal clara de apertura y deseo de intercambio.

Sin embargo, la relación con el territorio sigue siendo esencial. Muchos estudiantes reconocen algunas fragilidades del sistema universitario local: la distancia persistente entre teoría y práctica y la dificultad de acceder a experiencias profesionales significativas. La preparación, aunque sólida en contenidos, no siempre ofrece herramientas concretas para comprender cómo se trabaja realmente en los sectores de referencia. Una investigación de la Universidad de La Laguna (ULL) de 2023 sobre las competencias profesionales ya lo había puesto en evidencia, llamando a una modernización de los itinerarios formativos. También la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) está invirtiendo en digitalización y nuevos modelos de colaboración con las empresas, pero la demanda de los estudiantes continúa creciendo más rápidamente que la oferta.

Paralelamente, el mercado laboral canario está cambiando. Innovación digital, energías renovables, ciencias marinas, audiovisual e industrias creativas están emergiendo como sectores estratégicos. La ULPGC es hoy un punto de referencia internacional en las ciencias marinas, mientras que los incentivos fiscales regionales han transformado el sector audiovisual en uno de los compartimentos más dinámicos del archipiélago. Muchos jóvenes encuentran nuevas posibilidades precisamente gracias a las competencias desarrolladas durante los períodos de estudio en el extranjero, regresando con una visión más amplia y herramientas laborales contemporáneas.

Uno de los puntos más delicados sigue siendo la empleabilidad del posgrado. La ausencia de datos actualizados representa un vacío que hace difícil evaluar de modo preciso el impacto de los itinerarios formativos sobre las carreras de los jóvenes. El contexto, sin embargo, es claro: la tasa de desempleo juvenil en Canarias ronda el 36%, una de las más elevadas en Europa. En este marco, la capacidad de adaptarse, dominar competencias digitales y vivir experiencias internacionales puede marcar realmente la diferencia en el paso de la universidad al trabajo.

Ser estudiante en Canarias hoy significa moverse entre insularidad y apertura, entre raíces locales y ambiciones europeas. Significa crecer en universidades que están intentando innovarse, mientras los estudiantes piden más prácticas, más contacto con las empresas y más herramientas para imaginar su propio futuro. Significa creer que un archipiélago lejano geográficamente puede transformarse en un punto de partida ideal para entrar en la red del conocimiento europeo.

Con ocasión del Día Internacional del Estudiante, la mirada se posa sobre una generación que pide escucha, innovación y oportunidades reales. Los jóvenes canarios no desean solo aprender: quieren ponerse a prueba, contribuir al desarrollo de sus islas, construir puentes con el continente y participar activamente en los cambios que atraviesan Europa. Su fuerza está en la capacidad de transformar la distancia en posibilidad, la tradición en creatividad y el presente en un futuro más abierto, solidario y valiente.