La economía del bienestar se presenta a menudo como una única gran visión capaz de guiar territorios y comunidades hacia un desarrollo más equitativo y sostenible. Pero cuando se observan contextos complejos como las Islas Canarias, la realidad es mucho más polifacética. Su naturaleza insular, la fuerte especialización económica y la dependencia de recursos externos dificultan imaginar un modelo único válido para todos los sectores.
Más que un sistema uniforme, en Canarias conviven tres enfoques diferentes, cada uno ligado a un sector clave: pesca, turismo y energía. Cada uno ofrece una respuesta particular a necesidades específicas de bienestar, pero con niveles muy diferentes de eficacia.
Energía: el motor más potente de la transición hacia el bienestar
Entre los tres modelos, el que muestra los resultados más concretos es sin duda la transición energética. Basado en herramientas cuantitativas avanzadas, este enfoque utiliza la simulación y la optimización para equilibrar costes, ahorros energéticos y beneficios sociales.
Los resultados son impresionantes:
- Ahorros energéticos entre el 67% y el 68%
- Valores actuales netos que alcanzan 1.84 × 10³ millones de euros
- Reducción de la dependencia de combustibles fósiles y de los costes de importación
- Beneficios ambientales y mejora de la calidad de vida
Lo que hace realmente eficaz este modelo es su capacidad de integrar dimensiones ambientales, económicas y sociales de modo coherente. La sostenibilidad no es un principio abstracto, sino un objetivo medible, proyectado en detalle y verificable en el tiempo.
Es la demostración de que la energía puede convertirse en la columna vertebral de un nuevo bienestar insular: genera valor, reduce vulnerabilidades y crea márgenes de autonomía que en Canarias faltan desde hace décadas.
Turismo: crecimiento económico fuerte, pero mal gobernado
El turismo es históricamente el gigante económico del archipiélago:
- 34% del empleo
- Casi el 30% del PIB
- Un motor que ha permitido a las islas superar la crisis de la agricultura y atraer inversiones
Sin embargo, cuando se observa el bienestar, emergen criticidades importantes. Las políticas públicas han intentado contener la expansión urbanística, proteger el territorio y orientar el turismo hacia una mayor calidad. Pero en la práctica, estas medidas han sido a menudo contradichas por incentivos a la construcción y por intereses inmobiliarios muy fuertes.
¿El resultado? Un crecimiento que ha generado riqueza, pero a costa de consumo de suelo, expansión residencial desordenada y presiones ambientales significativas. Aquí el conflicto entre desarrollo y sostenibilidad no se ha resuelto: las políticas declaran un objetivo, el mercado persigue otro.
Pesca: el valor social de una tradición viva
El tercer modelo, más pequeño y comunitario, afecta a las cooperativas de pesca. Este enfoque se basa en la economía social: valoriza el trabajo, la cultura local, el apoyo mutuo y la gestión sostenible de los recursos marinos.
Es un modelo que no transforma el sistema económico entero, pero:
- Refuerza las comunidades costeras
- Sostiene prácticas sostenibles
- Cuantifica el valor social producido, aunque de modo menos estructurado respecto a los otros sectores
Representa una parte importante de la identidad de Canarias y un ejemplo de cómo los sectores tradicionales pueden contribuir al bienestar de modo diferente, más lento pero más arraigado.
Un modelo único no basta: el bienestar debe construirse sector por sector
La lección más importante que emerge es clara: el bienestar en Canarias no puede nacer de una única receta. Las diferencias entre energía, turismo y pesca son demasiado profundas en términos de escala, impactos, actores implicados y tiempos de transformación.
Se necesita un enfoque "en mosaico", donde:
- La energía es la prioridad estratégica, porque ofrece los retornos más elevados y equilibrados
- El turismo debe gobernarse con políticas más coherentes y vinculantes, para evitar que el crecimiento continúe erosionando el capital natural que lo sostiene
- Las economías sociales, como la pesca, contribuyen al bienestar comunitario y a la diversificación
Solo combinando estos enfoques el sistema en su conjunto puede volverse más resiliente, equitativo y sostenible.
La economía del bienestar en Canarias no es un proyecto abstracto, sino un camino hecho de elecciones diferenciadas. Las islas ya han demostrado que, cuando se adoptan instrumentos concretos y objetivos claros —como en el caso de la energía— es posible obtener resultados extraordinarios.
Ahora el desafío es aplicar el mismo nivel de coherencia y ambición también a los otros sectores, construyendo un futuro en el que crecimiento y bienestar no estén en contradicción, sino que se refuercen mutuamente.

