El Queso de Flor es uno de los símbolos gastronómicos más fascinantes de las Islas Canarias. Producido en los municipios de Santa María de Guía, Gáldar y Moya, este queso con Denominación de Origen Protegida hunde sus raíces en una práctica antigua y rarísima: el uso del cuajo vegetal obtenido de la flor del cardo (Cynara cardunculus).
Su textura es extraordinariamente cremosa, con aromas intensos a mantequilla, frutos secos y champiñones frescos. El cuajo vegetal confiere un delicado retrogusto amargo que hace el queso complejo y memorable, imposible de replicar con métodos industriales. La producción es estacional: el ordeño de las ovejas canarias tiene lugar entre enero y julio, cuando los pastos del interior ofrecen la mejor variedad de flora silvestre.
La denominación DOP distingue tres tipologías: el Queso de Flor de Guía (elaborado con 100% cuajo vegetal), el Queso de Media Flor de Guía (mínimo 50% cuajo vegetal) y el Queso de Guía (que puede usar solo cuajo animal). Actualmente solo dos queserías de Gran Canaria se dedican exclusivamente a los quesos de flor, como la quesería Altos de Moya gestionada por Paca y Félix: él pastorea las ovejas entre las montañas mientras ella elabora el queso con métodos artesanales transmitidos durante generaciones.
Para los viajeros curiosos, descubrir el Queso de Flor significa entrar en contacto con la identidad rural de la isla. Las pequeñas queserías artesanales abren las puertas a degustaciones y visitas con cita previa, transformando la cata en un verdadero viaje cultural entre tradiciones pastorales conservadas con esmero y paisajes verdes del interior que contrastan con la imagen más turística de las playas costeras.
Este producto único contribuye a un turismo más consciente y sostenible: atrae a quien busca autenticidad gastronómica, promueve la tutela del territorio rural y sostiene la economía de los pueblos históricos del interior. Los mercados locales de Guía, Gáldar y Moya ofrecen venta directa de los productores, mientras que los restaurantes tradicionales lo acompañan con miel local y mermeladas artesanales. Degustarlo significa saborear una historia milenaria: la de una isla que custodia sus tradiciones mientras mira al futuro.

