En Arucas, en el corazón verde de Gran Canaria, ha nacido la primera "Selfie Route" de las Canarias.
El nombre podría hacer pensar en el enésimo recorrido pensado para las redes sociales, pero detrás de esta iniciativa se esconde algo más interesante: una invitación a explorar la isla con calma, dejándose sorprender por detalles, rincones e historias que a menudo escapan a quien corre de un punto panorámico a otro.
La "Selfie Route" es de hecho un itinerario temático que atraviesa el centro histórico de Arucas y sus alrededores, guiando a los visitantes hacia lugares icónicos pero también hacia rincones menos conocidos: la majestuosa iglesia en piedra de lava, el museo al aire libre de los muretes decorativos, las plazoletas sombreadas donde los residentes charlan desde generaciones, los jardines tropicales que perfuman de estación.
Cada parada está pensada para estimular no solo la foto perfecta, sino también la reflexión sobre cómo ese espacio está vivo, habitado, respirado.
Un recorrido que se fotografía… pero sobre todo se vive
La idea hunde sus raíces en el crecimiento del turismo experiencial y slow, un movimiento que no busca grandes atracciones, sino relaciones más auténticas con los lugares.
A diferencia de los clásicos "spots de foto", aquí la invitación es a detenerse, hablar con quien vive en Arucas, probar el ron miel artesanal, observar los detalles esculpidos en las fachadas, escuchar el sonido repetido de las tiendas históricas.
El selfie se vuelve solo un pretexto, un gesto simple que captura un instante cargado de contexto.
Una idea que hace escuela: itinerarios similares en el mundo
Arucas no es la única en repensar la relación entre fotografía, viaje y lentitud.
En diversos países del mundo están naciendo recorridos que usan la fotografía no como fin, sino como clave narrativa para redescubrir lugares de otro modo ignorados.
Aquí algunos ejemplos curiosos:
- Seoul Street Photography Alleys (Corea del Sur) – pequeños recorridos en los barrios históricos de Ikseon-dong y Seochon donde se encuentran tiendas centenarias, patios secretos y murales nacidos del diálogo con los habitantes.
- La "PhotoWalk Route" de Oporto (Portugal) – un itinerario que lleva a los viajeros a explorar los callejones menos transitados de Ribeira y Miragaia, con paneles que narran historias de marineros, comerciantes y antiguas familias locales.
- El Urban Selfie Trail de Wellington (Nueva Zelanda) – no solo puntos panorámicos, sino instalaciones artísticas interactivas que invitan a jugar con perspectivas, espejos y sombras en un recorrido que cambia con la luz y el clima.
- El "Look Up Tour" de Chicago (EE.UU.) – un camino pensado no para tomar selfies, sino para fotografiar hacia arriba: agujas, detalles escondidos, arquitecturas que cuentan siglos de migraciones y visiones urbanísticas.
Todos estos ejemplos comparten un principio simple: la fotografía es un medio para frenar, observar, entrar en el tejido urbano.
Arucas como símbolo de un turismo que se regenera
La "Selfie Route" de Arucas no quiere imponer una forma de viajar, sino sugerir un ritmo diferente.
Es una invitación a redescubrir lo que a menudo se da por descontado: la belleza de los recorridos cotidianos, de los mercados que se llenan por la mañana, de las piedras consumidas por el viento, de las historias que viven en el silencio de una plaza.
En una época en que el viaje corre el riesgo de convertirse en una lista de verificación, Arucas apuesta por una forma de turismo que se mide en la calidad del tiempo, no en la cantidad de los lugares visitados.
Y quizás es precisamente esto lo que hace a su "Selfie Route" tan especial: no quiere que vengas solo a tomar una foto. Quiere que te quedes un minuto más, lo suficiente para llevarte a casa no solo una imagen, sino un recuerdo que sigue hablando incluso después de cerrar la galería del teléfono.

