Imagina vivir en un barrio donde trabajo, escuela, supermercado, médico y parque son accesibles a pie en un cuarto de hora. No es utopía: es la ciudad de los 15 minutos y está cambiando el rostro de Europa.
En los últimos años, este concepto ha conquistado a urbanistas, administradores y ciudadanos cansados de pasar horas en el tráfico. La idea es tan simple como revolucionaria: repensar las ciudades de modo que cada persona pueda acceder a los servicios esenciales — trabajo, educación, comercio, sanidad y tiempo libre — en 15 minutos a pie o en bicicleta.
El padre de esta visión es el urbanista franco-colombiano Carlos Moreno, quien ha demostrado cómo este modelo puede reducir la dependencia del coche, mejorar la calidad de vida y reconstruir esa cohesión social que las metrópolis modernas han dispersado a menudo.
París: de la teoría a los carriles bici
El caso más célebre es el de París. La alcaldesa Anne Hidalgo ha hecho de la ciudad de los 15 minutos el pilar de su política urbana, montando una ola de consenso que la llevó a la reelección.
Los números hablan claro: más de 1.000 kilómetros de carriles bici realizados, barrios enteros repensados para dar prioridad a peatones y bicicletas, espacios públicos arrebatados a los coches y devueltos a las personas. París está demostrando que incluso una gran capital puede invertir el rumbo y poner en el centro la proximidad en lugar de la velocidad.
Barcelona: las "superilles" que se adelantaron a su tiempo
Si París es el ejemplo más mediático, Barcelona es el laboratorio histórico de esta revolución urbana. Ya en 1987, el urbanista Salvador Rueda lo había intuido todo con sus superilles (supermanzanas): islas urbanas donde el tráfico automovilístico se reduce drásticamente, devolviendo calles y plazas a los residentes.
Las superilles no son solo un experimento urbanístico, sino una nueva forma de vivir el barrio. Menos coches significa más espacio para jugar, socializar, caminar. Significa aire más limpio, menos ruido, más seguridad. Y sobre todo, significa comunidad.
Este modelo se entrelaza perfectamente con la filosofía de la ciudad de los 15 minutos: ambos apuntan a devolver la vida a los barrios, en lugar de concentrarla en pocos polos centrales sobrecargados.
¿Y Canarias? Una oportunidad por aprovechar (con inteligencia)
Aquí llegamos al punto más interesante: ¿qué podrían llegar a ser las Canarias si adoptaran este modelo?
El archipiélago tiene todas las cartas para beneficiarse enormemente. Actualmente la dependencia del automóvil es elevadísima, los servicios se concentran en las zonas turísticas y muchos barrios residenciales viven en una especie de desierto urbano. ¿Resultado? Tráfico, contaminación, aislamiento social.
La creación de barrios autosuficientes, donde los residentes puedan encontrar todo lo necesario sin tener que recorrer kilómetros en coche, podría:
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Reducir drásticamente el tráfico y las emisiones
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Mejorar la calidad de vida de los canarios (no solo de los turistas)
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Favorecer economías de proximidad y pequeño comercio
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Reconstruir vínculos sociales y sentido de comunidad
Los desafíos (que no deben ignorarse)
Naturalmente, no todo es tan sencillo. La morfología insular, la dispersión de los asentamientos y la peculiar economía turística del archipiélago hacen más compleja la aplicación de este modelo respecto a París o Barcelona.
¿La solución? Adaptar, no copiar. La ciudad de los 15 minutos puede funcionar perfectamente en los principales centros urbanos como Las Palmas de Gran Canaria o Santa Cruz de Tenerife, donde intervenciones específicas en los barrios periféricos podrían marcar la diferencia. En las zonas más dispersas, en cambio, se necesitan soluciones híbridas y flexibles.
Lo importante es no caer en la trampa de concentrar aún más servicios en los centros turísticos ya sobrecargados. El objetivo debe ser reequilibrar, no polarizar ulteriormente.
Una revolución gentil
Los casos de París y Barcelona nos enseñan algo fundamental: repensar la ciudad no solo es posible, es necesario. Y los beneficios son tangibles, medibles, inmediatos.
Para Canarias, el desafío no está en importar un modelo ajeno, sino en reinterpretarlo con inteligencia y sensibilidad hacia las especificidades del archipiélago. La ciudad de los 15 minutos no es una receta rígida, sino una filosofía: poner a las personas en el centro, devolver valor a la proximidad, construir comunidades en lugar de dormitorios.
Porque al final, una ciudad vivible no se mide en kilómetros recorridos, sino en calidad de vida cotidiana. Y esta, quizás, es la revolución más importante de todas.
Fuentes y profundizaciones
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Moreno, C., Allam, Z., Chabaud, D., Gall, C., & Pratlong, F. (2021). "Introducing the '15-Minute City': Sustainability, Resilience and Place Identity in Future Post-Pandemic Cities". Smart Cities, 4(1), 93-111.
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Moreno, C. (2020). Droit de cité: de la "ville-monde" à la "ville du quart d'heure". Éditions de l'Observatoire, Paris.
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Mairie de Paris (2020). Paris en Commun 2020-2026: Le programme.
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Willsher, K. (2020). "Paris mayor unveils '15-minute city' plan in re-election campaign". The Guardian, 7 febrero 2020.
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Rueda, S. (2019). "Superblocks for the Design of New Cities and Renovation of Existing Ones: Barcelona's Case". In Integrating Human Health into Urban and Transport Planning (pp. 135-153). Springer, Cham.
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Agència d'Ecologia Urbana de Barcelona. Superilles Barcelona.
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Scudellari, J., Staricco, L., & Vitale Brovarone, E. (2020). "Implementing the Supermanzana approach in Barcelona. Critical issues at local and citywide level". Journal of Urban Design, 25(6), 675-696.
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C40 Cities (2020). "How to build back better with a 15-minute city".
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ITDP - Institute for Transportation and Development Policy. "The 15-Minute City: Urban Planning Post-COVID-19".
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Consejería de Obras Públicas, Transporte y Vivienda del Gobierno de Canarias. Datos sobre movilidad y planificación urbana.
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Observatorio de la Movilidad Metropolitana (2022). Informe OMM 2021.

