El 12 de octubre de 1492 Colón desembarca en América, pero la verdadera partida había ocurrido un mes antes, el 6 de septiembre, desde San Sebastián de La Gomera. Entre Palos de la Frontera en España y Canarias hay 28 días de navegación, reparaciones, abastecimientos y tensiones con la tripulación que ya quería regresar. Sin esa parada en Canarias, probablemente no habría habido descubrimiento.
Casa de Colón, Las Palmas: el palacio del gobernador
En Las Palmas de Gran Canaria, en el barrio histórico de Vegueta, el palacio del gobernador donde Colón se hospedó durante las reparaciones de la Pinta es hoy la Casa de Colón, museo dedicado a los viajes colombinos. La tradición sostiene que Colón durmió aquí entre el 9 y el 24 de agosto de 1492, mientras la nave era reparada después de dañar el timón. El museo conserva mapas náuticos de la época, instrumentos de navegación y reproducciones de las tres carabelas. El patio interior con balcones de madera y fuente central ha permanecido idéntico al siglo XV.
San Sebastián de La Gomera: la última tierra cristiana
La verdadera partida simbólica ocurre en La Gomera, última isla antes del océano abierto. San Sebastián de La Gomera conserva tres lugares colombinos auténticos. La Iglesia de la Asunción, donde Colón rezó antes de partir el 6 de septiembre de 1492, todavía existe en la plaza principal. El interior barroco es posterior, pero la estructura original es aquella donde la tripulación aterrorizada pidió protección divina antes de navegar hacia lo desconocido.
A pocos metros está el Pozo de Colón, la Casa del Pozo, donde las tres carabelas llenaron los toneles de agua dulce. Esa fue literalmente la última agua cristiana bebida antes de atravesar el Atlántico. El pozo todavía funciona, protegido por una casa-museo. El agua gomera fue vertida simbólicamente en las Américas como acto de conquista espiritual.
La Torre del Conde, fortaleza de 1447, hospedó a Colón como huésped de Beatriz de Bobadilla, la gobernadora con quien tal vez tuvo una relación que retrasó la partida algunos días. La torre es visitable y ofrece panoramas del puerto desde donde zarparon las carabelas.
Por qué Canarias eran estratégicas
Canarias era la última avanzada europea, pero sobre todo estaba en la ruta de los Alisios, los vientos que soplan constantemente de nordeste hacia sudoeste. Colón lo sabía: partir de España directamente hacia el oeste significaba vientos contrarios. Descender a Canarias le permitía interceptar los alisios y dejarse empujar hacia las Américas con viento en popa. Al regreso aprovechó las corrientes del Golfo hacia el norte. Este conocimiento de las rutas oceánicas fue el verdadero genio de Colón, más que el coraje.
Las islas ofrecían también abastecimientos frescos: agua, madera para reparaciones, carne de cabra, quesos, vino. Y permitían probar naves y tripulación antes del salto a lo desconocido. Cuando las tres carabelas dejaron La Gomera, estaban listas para afrontar 33 días de océano sin tierra a la vista.
Otros navegantes ilustres
Canarias se convirtió en escala obligada para todos los conquistadores. Hernán Cortés se detuvo aquí en 1519 antes de conquistar México. Magallanes abasteció las naves en Tenerife en 1519 antes de la circunnavegación. Francis Drake, el pirata inglés, atacó Las Palmas en 1595. Horatio Nelson perdió un brazo intentando conquistar Santa Cruz de Tenerife en 1797. Canarias era el check-point obligatorio entre Europa y el Nuevo Mundo, y cada museo de las islas cuenta historias de flotas, batallas, tesoros y naufragios que durante tres siglos han hecho de este archipiélago el puente atlántico de la historia.
Fuentes: Casa de Colón Las Palmas, Cabildo de La Gomera - Ruta Colombina, Real Academia de la Historia

